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 El Poder de la Inmortalidad

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MensajeTema: El Poder de la Inmortalidad   El Poder de la Inmortalidad EmptySáb 16 Mayo 2009 - 14:49

De: XOLMETH (Mensaje original) Enviado: 22/12/2004 0:12





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EL PODER DE LA INMORTALIDAD




En la Tercera Región, la Humanidad Civilizada no floreció del todo. Inanna desatendió lo que se le había confiado. En su corazón, codiciaba otros dominios, no los que se le habían concedido.

Cuando, en la cuenta de 1000 años [2760 AEC], se le retiró la realeza a Unug-ki, ¿Quién hubiera previsto la calamidad que iba a acontecer al final del siguiente milenio, quién hubiera prevenido el desastre? ¿Quién podía predecir que, en menos de un tercio de Shar [1200 años terrestres], iba a caer una calamidad desconocida?

Inanna daría inicio al amargo fin. Marduk, como Ra, se enmarañaría con el Destino. ¡Ninurta y Nergal liberarían con sus propias manos el indecible final! ¿Por qué Inanna no se quedó satisfecha con los dominios que se le habían concedido? ¿Por qué siguió sin perdonar a Marduk?

Viajando entre Unug-ki y Aratta, Inanna no se sentía gratificada, estaba inquieta. Todavía lloraba a su amado Dumuzi, su deseo de amor seguía sin apagarse. Cuando volaba, veía la imagen trémula de Dumuzi llamándola en los rayos del Sol, por la noche, se le aparecía en visiones-sueños: «¡Volveré!», le decía. Él le prometía las glorias de sus dominios en la Tierra de los Dos Estrechos [Egipto].

En el recinto sagrado de Unug-ki, Inanna estableció un Gigunu, «Casa para el Placer Nocturno». A este Gigunu atraía con engaños y dulces palabras a los jóvenes héroes en la de sus bodas: les prometía larga vida y un dichoso futuro. Ella imaginaba que su amante era Dumuzi. A la mañana siguiente, a todos se les encontraba muertos en la cama de Inanna.

¡Fue entonces cuando el héroe Banda, al que se le había dado por muerto, regresó a Unug-ki vivo! Banda había regresado de entre los muertos por gracia de Utu, de cuya simiente era.

—¡Milagro! ¡Milagro! —gritó Inanna excitada—. ¡Mi amado Dumuzi vuelve a mí!

En la morada de Inanna se bañó a Banda, con una faja se le sujetó un manto con flecos:

—¡Dumuzi, amado mío! —le llamó.

Lo atrajo hasta su lecho, engalanado con flores. A la mañana siguiente, cuando vio que Banda estaba vivo, Inanna gritó alborozada:

—¡Se ha puesto en mis manos el poder de no morir, a través mío se ha concedido la inmortalidad!

Después, Inanna decidió llamarse a sí misma Diosa, implicaba el Poder de la Inmortalidad. Nannar y Ningal, los padres de Inanna, no estaban complacidos con su proclamación. Enlil y Ninurta quedaron desconcertados con las palabras de Inanna. Utu, su hermano, quedó pensativo.

—¡No es posible revivir a los muertos! —se dijeron entre sí Enki y Ninharsag.

En las tierras de Ki-Engi, el pueblo alababa la buena fortuna que tenían:

—¡Los Dioses están entre nosotros, ellos pueden abolir la muerte! —Así se decían unos a otros entre el pueblo.

[...]

Marduk tenía muy en cuenta todos los asuntos de lo que acontecía en las otras Regiones. Ra estaba inquieto con los sueños y las visiones de Inanna que aludían a los dominios de Dumuzi. Estaba decidido a contrarrestar los planes de expansión de Inanna.

Encontró mucho que ponderar en cuestiones de Resurrección e Inmortalidad. Le resultaba enormemente atractivo el pensamiento de la divinidad, ¡De modo que se anunció a sí mismo como un Gran Dios!

Ra se enfureció por lo que se le había permitido a Gilgamesh, en buena medida un Terrestre, pero estimó un camino más hábil con el cual conservar la lealtad de los Reyes y del pueblo:

—¡Si a los semidioses se les muestra el Pórtico hacia la Inmortalidad, que se le aplique a los Reyes de mi Región! —Así se dijo Marduk, conocido con el nombre de Ra en la Segunda Región—: ¡Que los Reyes de mi Región que sean descendientes de Neteru, viajen a Nibiru en la Otra Vida!

Esto decretó Ra en su Reino. Les enseñó a los Reyes a construir tumbas orientadas al Este, les dictó un largo libro a los Escribas-Sacerdotes: en él se describía con detalle el viaje a la Otra Vida.

En el libro se contaba cómo llegar al Duat, el «Lugar de los Barcos Celestiales». Cómo, desde allí, por medio de una Escalera al Cielo, viajar hasta el Planeta Imperecedero, de la Planta de la Vida comer, beber hasta la saciedad de las Aguas de la Juventud.

Ra les habló a los Sacerdotes de la llegada de los Dioses a la Tierra:

—¡El Oro es el esplendor de la vida! —les dijo—. ¡Es la carne de los Dioses! —dijo Ra a los Reyes.

Dio instrucciones a los Reyes para hacer expediciones al Abzu y a los Dominios Inferiores para obtener oro. Cuando los Reyes de Ra conquistaron por la fuerza de las armas tierras que no eran suyas, invadió los Reinos de sus hermanos, hizo nacer y crecer en ellos la ira:

—¿Qué está tramando Marduk —se preguntaban los hermanos entre sí—, que viene a pisotearnos?

Apelaron a su padre Enki. A Ptah, su padre, Ra no escuchó. Ra ordenó a los Reyes de Magan [Egipto] y Meluhha [Etiopía] que capturaran todas las tierras adyacentes. El plan de su corazón era ser el Señor de las Cuatro Regiones.

—¡La Tierra es mía, para que la gobierne! —Así, inflexiblemente, le habló a su padre.














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