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| El Misterio de Galzu | |
| | Autor | Mensaje |
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Lícia
Cantidad de envíos : 720 Fecha de inscripción : 07/12/2008
| Tema: El Misterio de Galzu Lun 27 Abr 2009 - 18:11 | |
| De: MSN XOLMETH ( original) Enviado: 27/10/2004 5:12
EL MISTERIO DE GALZU También nuestros creadores son marionetas del Destino (Parte 1 de 3)
A continuación, unos extractos del «El Libro Perdido de Enki»:
DE LA TABLILLA 9:
En Nibiru, los sabios dieron la alarma, de calamidades hicieron advertencia al Rey:
—La próxima vez que Nibiru se acerque al Sol, la Tierra quedará expuesta a la fuerza de la red de Nibiru, Lahmu [Marte], en sus vueltas, se situará al otro lado del Sol. La Tierra no tendrá protección en los cielos ante la fuerza de la red de Nibiru, Kishar [Júpiter] y su hueste se agitarán, Lahamu [Venus] también se sacudirá y temblará; en el Gran Abajo [extremo sur] de la Tierra, el hielo de nieve de la Blancatierra [Antártida] está perdiendo base; la próxima vez que Nibiru se aproxime a la Tierra, el hielo de nieve de la superficie de la Blancatierra se deslizará. Provocará una calamidad de agua: ¡La Tierra será arrollada por una gigantesca ola, un Diluvio!
En Nibiru fue grande la consternación, inseguros ante el propio hado de Nibiru, el rey, los sabios y los consejeros estaban también muy preocupados por la Tierra y por Lahmu. El rey y los consejeros tomaron una decisión:
—¡Prepararse para evacuar la Tierra y Lahmu!
En el Abzu [Suroeste de África], se cerraron las minas de oro, desde allí fueron los Anunnaki hasta el Edin. [Mesopotamia]. En Bad-Tibira, se cesó en la fundición y el refinado, todo el oro se envió a Nibiru.
Vacía, dispuesta para la evacuación, una flota de rápidos Carros Celestes regresó a la Tierra. En Nibiru se vigilaban las señales de los cielos, en la Tierra se tomaba nota de los temblores.
Fue entonces cuando de uno de los Carros Celestiales salió un Anunnaki de cabello blanco, Galzu («Gran Conocedor») era su nombre. Con paso majestuoso se dirigió hasta Enlil, a él le presentó un sellado de Anu.
—Soy Galzu, Emisario Plenipotenciario del Rey y del Consejo —le dijo a Enlil.
Enlil se sorprendió por su llegada:
—No me había llegado palabra alguna de Anu sobre esto.
Enlil examinó el sello de Anu. Estaba intacto, y era auténtico. En Nibru-ki se leyó el mensaje de la tablilla, la codificación era de toda confianza.
«¡Galzu habla en nombre del Rey y del Consejo, sus palabras son mis órdenes!».
Eso afirmaba el mensaje de Anu. Que se llamara también a Enki y a Ninmah fue la petición de Galzu. Cuando llegaron, Galzu le sonrió agradablemente a Ninmah.
—¡Somos de la misma escuela y edad! —le dijo a ella.
Ninmah no podía recordar aquello. El emisario era tan joven como un hijo, ¡ella era como su anciana madre!
—¡La explicación es sencilla! —le dijo Galzu—: ¡La causa se halla en nuestros ciclos vitales de sueño invernal! De hecho, este asunto es parte de mi misión. Hay un secreto acerca de la evacuación. Desde que Dumuzi estuvo en Nibiru, se ha estado examinando a los Anunnaki que volvían a Nibiru. Aquellos que más tiempo habían estado en la Tierra eran los más afectados al volver: sus cuerpos ya no se habituaron a los ciclos de Nibiru, su sueño estaba alterado, su visión fallaba, la fuerza de la red de Nibiru pesaba en sus pasos. Sus mentes también se vieron afectadas, ¡dado que los hijos eran más viejos que los padres a los que habían dejado! La muerte, camaradas míos, llegó con rapidez a los retornados; ¡por eso estoy aquí, para advertiros!
Los tres líderes, los que más tiempo habían estado en la Tierra, guardaron silencio ante las palabras. Ninmah fue la primera en hablar:
—¡Era de esperar! —dijo.
Enki, el sabio, se mostró de acuerdo con sus palabras:
—¡Era evidente! —dijo.
Enlil montó en cólera:
—¡Antes, los Terrestres se estaban haciendo como nosotros, ahora, nosotros nos hemos hecho como los Terrestres, para quedar prisioneros de este planeta! ¡Toda la misión se ha convertido en una pesadilla, con Enki y sus Terrestres como señores, acabaremos siendo esclavos!
Galzu escuchó con compasión el estallido de Enlil.
—De hecho, mucho hay que reflexionar —dijo—. En Nibiru se ha estado pensando mucho, y profundas cuestiones se han estado planteando al examen de conciencia: ¿Se debería haber dejado a Nibiru a su suerte, fuera lo que fuera lo que el Creador de Todo pretendiera, para dejar que ocurriera, o fue la llegada a la Tierra concebida por el Creador de Todo, y nosotros no fuimos más que emisarios inconscientes? ¡Sobre esto, camaradas míos, el debate continúa! —Así les dijo Galzu—. Y he aquí la orden secreta de Nibiru: ¡Vosotros tres permaneceréis en la Tierra; sólo volveréis a Nibiru para morir! En Carros Celestiales, circundaréis la Tierra, esperaréis la calamidad en el exterior. Al resto de los Anunnaki, se les debe dar la opción de irse o de esperar la calamidad en el exterior. Los Igigi [Nibiruanos en Marte] que se casaron con Terrestres deben elegir entre la partida o las esposas: ¡A ningún Terrestre, ni siquiera Sarpanit, la de Marduk, se le permitirá viajar a Nibiru! ¡Todos los que quieran quedarse y ver lo que sucede, deberán salvaguardarse en los Carros Celestes! ¡En cuanto a todos los demás, deben estar preparados para partir hacia Nibiru de inmediato!
Así, en secreto, reveló Galzu las órdenes de Nibiru a los líderes.
DE LA TABLILLA 10:
En Sippar [Puerto Espacial], se reunieron todos los Anunnaki, esperaban el Día del Diluvio. Fue entonces, cuando iba creciendo la tensión de la espera, cuando el señor Enki, mientras dormía en su residencia, tuvo una visión-sueño.
En la visión-sueño aparecía la imagen de un hombre, brillante y resplandeciente como los cielos. Y cuando el hombre se acercó a Enki, ¡Enki vio que era Galzu, el del cabello blanco! En la mano derecha sostenía un estilo grabador, y en la izquierda llevaba una tablilla de lapislázuli, lisa y brillante.
Y cuando se aproximó lo suficiente al lecho de Enki, Galzu habló y dijo:
—Tus acusaciones contra Enlil fueron injustificadas, pues sólo decía la verdad. Y la decisión que como Decisión de Enlil será conocida, no la decretó él, sino el Destino. Ahora, toma el Hado en tus manos para que los Terrestres hereden la Tierra. Llama a tu hijo Ziusudra [Noé], revélale la inminente calamidad sin romper el juramento. Dile que construya una embarcación que pueda soportar la avalancha de agua, una embarcación sumergible, semejante a la que te muestro en esta tablilla. Que se salven él y su familia en ella, y que lleve también la simiente de todo lo que sea valioso, sea planta o animal. ¡Ésa es la voluntad del Creador de Todo!
Y, en la visión-sueño, Galzu dibujó una imagen en la tablilla con el estilo, y dejó la tablilla grabada junto al lecho de Enki. Y cuando se desvaneció la imagen, la visión-sueño terminó, y Enki despertó con un estremecimiento.
Enki se quedó durante un rato en su lecho, reflexionando con asombro sobre la visión-sueño: «¿Cuál es el significado de esto, qué presagio augura?».
Después, cuando se levantó del lecho, he ahí que estaba la tablilla. ¡Lo que en una simple visión-sueño había visto estaba ahora materialmente junto a la cama!
Con manos temblorosas, el señor Enki tomó la tablilla, sobre la tablilla vio el diseño de una embarcación de forma curiosa, en el filo de la tablilla había marcas de medidas, ¡indicaban las medidas de la embarcación!
Sobrecogido y esperanzado, el señor Enki envió rápidamente a sus emisarios al amanecer.
—¡Encontrad al llamado Galzu, tengo que hablar con él! —Así les dijo.
Todos volvieron al atardecer, le informaron así a Enki:
—Nadie pudo encontrar a ningún Galzu, ¡Hace tiempo que Galzu volvió a Nibiru! —le dijeron.
Enki estaba muy desconcertado, se esforzaba por comprender el misterio y su presagio. No pudo desentrañar el misterio, ¡pero el mensaje para él estaba claro!
DE LA TABLILLA 12:
Anu decidió ir a la Tierra una vez más. [Hace 3.800 años]. [...] Al sexto día, Anu llamó a sus dos hijos y a su hija. Escuchó sus relatos de lo acontecido en la Tierra, supo de la paz y de la guerra.
Anu supo de cómo los Terrestres, que tenían que haber sido aniquilados por el juramento de Enlil, habían proliferado de nuevo. Enlil le reveló el descubrimiento de oro en la tierra más allá de los océanos [Perú] y el Lugar de los Carros que había allí. [¿Las Pistas de Nazca?].
Fue entonces cuando Enki le contó a su padre lo del sueño y la tablilla de Galzu. Anu quedó enormemente desconcertado con esto:
—¡Nunca envié a la Tierra a un emisario secreto con ese nombre! —Así dijo Anu a los tres líderes.
Enki y Enlil estaban desconcertados, se miraron perplejos uno a otro.
—¡Debido a Galzu se salvaron Ziusudra y la simiente de vida! —dijo Enki.
—¡Debido a Galzu nos hemos quedado en la Tierra! —dijo Enlil a su padre—. «El día que volváis a Nibiru moriréis», nos dijo Galzu.
Incrédulo de esto estaba Anu: ¡El cambio de ciclos, ciertamente, causaba estragos, pero se podía curar con elixires!
—¿De quién era emisario Galzu, si no era tuyo? —dijeron al unísono Enki y Enlil—. ¿Quién había querido salvar a los Terrestres, quién hizo que nos quedáramos en la Tierra?
Ninharsag movió la cabeza lentamente:
—¡Galzu apareció por el Creador de Todo! ¡La creación de los Terrestres también estaba destinada, de eso debo maravillarme!
Durante un rato, guardaron silencio los cuatro. Cada uno rememoró en su corazón acontecimientos del pasado.
—¡Mientras nosotros decretábamos hados, la mano del destino dirigía cada paso! —Así dijo Anu.
—La voluntad del Creador de Todo es evidente: En la Tierra y para los Terrestres, sólo emisarios somos. ¡La Tierra pertenece a los Terrestres, se nos ha utilizado para preservarlos y para hacerles avanzar! ¡Si ésa es nuestra misión aquí, actuemos de acuerdo con ello! —Así dijo Enki.
Los grandes Anunnaki que decretan los hados intercambiaron consejos en lo referente a las tierras: los Grandes Anunnaki decidieron crear regiones civilizadas, para proporcionar en ellas conocimientos a la Humanidad; fundar Ciudades de Hombre, crear en ellas recintos sagrados como morada para los Anunnaki; establecer la realeza en la Tierra, al igual que en Nibiru, dar corona y cetro a un hombre escogido; transmitir a través de él la palabra de los Anunnaki al pueblo, hacer cumplir el trabajo y la destreza; establecer en los recintos sagrados un sacerdocio, para servir y dar culto a los Anunnaki como señores nobles. Enseñar los conocimientos secretos, transmitir la civilización a la Humanidad.
[...]
Cuando llegó la hora de partir, Anu dijo a sus hijos palabras de despedida y de guía:
—¡Sea lo que sea lo que el Destino pretende de la Tierra y de los Terrestres, dejad que así sea! Si el Hombre, y no los Anunnaki, está destinado a heredar la Tierra, ayudemos al destino. Dadle el conocimiento a la Humanidad, enseñadles hasta cierta medida los secretos del cielo y de la Tierra, enseñadles leyes de justicia y rectitud, ¡luego partid e iros!
Estas instrucciones dio, fraternalmente, Anu a sus hijos. Una vez más se estrecharon, se abrazaron y se besaron, y desde el nuevo Lugar de los Carros Anu y Antu partieron hacia Nibiru.
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| | | Lícia
Cantidad de envíos : 720 Fecha de inscripción : 07/12/2008
| Tema: Re: El Misterio de Galzu Lun 27 Abr 2009 - 18:12 | |
| DE LA TABLILLA 13:
Después que Marduk se convirtiera en Amun [Amón, «El Oculto»], se desintegró la realeza en la Segunda Región [Egipto], reinaron el desorden y la confusión. Después de que Agadé fuera aniquilada, en la Primera Región [Sumeria] reinaron el desorden y la confusión.
En la Primera Región, la realeza estaba sumida en el desconcierto, se trasladaban de las Ciudades de los Dioses a las Ciudades del Hombre: Unug-ki, Lagash, Urim, Kish, Isin y lugares más lejanos, la realeza fue cambiando.
Después, Enlil, tras consultar con Anu, depositó la realeza en manos de Nannar. Por tercera vez se concedió la realeza a Urim, en cuyo suelo seguía implantado el divino Objeto Brillante Celestial.
En Urim, Nannar designó como rey a un Pastor Justo de hombres, su nombre era Ur-Nammu. Ur-Nammu estableció la igualdad en las tierras, hizo poner fin a la violencia y los conflictos, en todas las tierras fue abundante la prosperidad.
Fue en aquel tiempo [2240 AEC] que, durante la noche, Enlil tuvo una visión: Se le apareció la imagen de un hombre, era brillante y resplandeciente como los cielos, se aproximó y se quedó de pie junto al lecho de Enlil. ¡Entonces reconoció Enlil a Galzu, el del cabello blanco!
Sostenía en la mano izquierda una tablilla de lapislázuli, en ella estaban dibujados los cielos estrellados. Los cielos estaban divididos en los 12 Signos de las Constelaciones, Galzu los señalaba con la mano izquierda.
Galzu dejó de indicar al Toro para señalar al Carnero. Tres veces repitió el movimiento. Después, en la visión-sueño, Galzu habló y le dijo a Enlil:
—El tiempo justo de la benevolencia y de la paz vendrá seguido por la fechoría y el derramamiento de sangre. El Carnero de Marduk [Aries] sustituirá al Toro de Enlil [Tauro] en tres porciones celestiales. El que a sí mismo se ha declarado como Dios Supremo se apoderará de la supremacía en la Tierra. ¡Por decreto del Hado, sucederá una calamidad como nunca ha ocurrido! Como en los tiempos del Diluvio, hay que elegir a un hombre justo y digno. ¡Por él y por su simiente se preservará la Humanidad Civilizada, tal como pretende el Creador de Todo! —Así dijo Galzu, el emisario divino, a Enlil en la visión-sueño.
Cuando Enlil despertó de la visión-sueño nocturna, no había ninguna tablilla junto a su lecho.
—¿Era un oráculo del cielo, o lo he imaginado todo en mi corazón? —se preguntaba Enlil a sí mismo.
No le contó la visión-sueño a ninguno de sus hijos, Nannar entre ellos, ni a Ninlil.
Entre los Sacerdotes, en el Templo de Nibru-ki, Enlil inquirió sobre Sabios Celestiales. El Sumo Sacerdote le indicó a Tirhu, un Sacerdote Oracular. Era descendiente de Ibru, nieto de Arbakad, pertenecía a la sexta generación de sacerdotes de Nibru-ki, estaban casados con las hijas reales de los Reyes de Urim.
—Ve al templo de Nannar en Urim, observa el tiempo celestial en los cielos: 72 años de la Tierra es la suma de una Porción Celestial, ¡Toma cuidadosa nota del paso de tres de ellas! [216 años] —Así le dijo Enlil a Tirhu, el sacerdote, le hizo contar el tiempo profetizado.
Mientras Enlil reflexionaba sobre la visión-sueño y sus portentos, Marduk iba de tierra en tierra. A la gente le iba hablando de su supremacía, ganar seguidores era su objetivo.
En las tierras del Mar Superior y en las tierras de la frontera de Ki-Engi, Nabu, el hijo de Marduk, iba incitando al pueblo; su plan era apoderarse de la Cuarta Región. [Península del Sinaí, donde se encontraba el Puerto Espacial].
Hubo enfrentamientos entre los habitantes del oeste y los habitantes del este, los Reyes formaron huestes de guerreros, las caravanas dejaron de discurrir, se levantaron las murallas en las ciudades.
—¡Está ocurriendo lo que Galzu predijo! —se dijo Enlil a sí mismo.
Enlil puso su mirada sobre Tirhu y sus hijos, descendientes de digno linaje:
—¡Éste es el hombre a elegir, el que indicara Galzu! —se dijo Enlil a sí mismo.
A Nannar, sin revelarle la visión-sueño, le dijo Enlil:
—En la tierra entre los ríos, de donde vino Arbakad, funda una ciudad como Urim, sea para ti y para Ningal una morada-hogar lejos de Urim. ¡En su mitad, erige un santuario-templo, y pon a su cargo al Príncipe-Sacerdote Tirhu!
Ateniéndose a la palabra de su padre, Nannar fundó la ciudad de Jarán en la tierra de Arbakad. Para que fuera Sumo Sacerdote en su Santuario-Templo envió a Tirhu, y a su familia con él. Cuando se completaron dos porciones celestiales de las tres profetizadas [2096 AEC], Tirhu fue a Jarán.
En aquel tiempo, Ur-Nammu, la Alegría de Urim, cayó de su carro y murió en las tierras occidentales. Su hijo Shulgi le sucedió en el trono de Urim. Shulgi estaba lleno de vileza y de ansia de batallas.
En Nibru-ki, él mismo se ungió Sumo Sacerdote, en Unug-ki buscó los gozos de la vulva de Inanna. Enroló en su ejército a guerreros de las tierras montañosas, no obligados a Nannar, con su ayuda, invadió las tierras occidentales e ignoró la santidad del Centro de Control de Misiones.
En la sagrada Cuarta Región puso su pie, Rey de las Cuatro Regiones se declaró a sí mismo. Enlil se enfureció por las profanaciones, Enki y Enlil hablaron sobre las invasiones:
—¡Los soberanos de tu región han sobrepasado todos los límites! —le dijo con acritud Enki a Enlil.
—¡Marduk es la fuente de todos los problemas! —replicó Enlil.
Guardando para sí todavía la visión-sueño, Enlil volvió su atención sobre Tirhu. Enlil había puesto la mirada sobre Ibru-Um [Abraham], el hijo mayor de Tirhu.
Ibruum era de ascendencia principesca y valiente, y estaba familiarizado con los secretos sacerdotales. Enlil mandó a Ibruum a proteger los lugares sagrados y permitir los ascensos y descensos de los Carros.
Tan pronto como Ibruum partió de Jarán llegó Marduk a esa ciudad. Él también había observado las profanaciones, las consideraba como los dolores de parto de un Nuevo Orden.
Desde Jarán, en los umbrales de Shumer, planeó su golpe final. Desde Jarán, situada al filo de los dominios de Ishkur, dirigió el levantamiento de los ejércitos.
Después de pasar 24 años terrestres de estancia en Jarán [¿2072 AEC?], Marduk, con lágrimas en los ojos, hizo un llamamiento al resto de los dioses, fueran cuales fueran sus ascendientes.
Confesando sus transgresiones, pero insistiendo en su señorío [...], anunció Marduk su llegada a los otros dioses [...]. Los dioses Anunnaki se inquietaron y se alarmaron ante la llamada a la sumisión hecha por Marduk.
Enlil convocó a todos a una gran asamblea para tomar consejo. Todos los líderes Anunnaki se reunieron en Nibru-ki; también fueron Enki y los hermanos de Marduk. Todos estaban inquietos por los acontecimientos, todos se oponían a Marduk y a Nabu.
En el consejo de los grandes dioses, las acusaciones se desenfrenaron, las recriminaciones llenaban la cámara.
—¡Nadie puede impedir lo que se aproxima; aceptemos la supremacía de Marduk! —únicamente Enki aconsejó.
—¡Si se aproxima el tiempo del Carnero, privemos a Marduk del Enlace Cielo-Tierra! —propuso Enlil iracundo.
Todos, salvo Enki, acordaron arrasar el Lugar de los Carros Celestiales. Nergal sugirió para ello utilizar las Armas de Terror. [Nucleares]. Sólo Enki se opuso: De la decisión, la Tierra pronunció las palabras a Anu; Anu repitió las palabras a la Tierra.
—¡Lo que estaba destinado a ser, fracasará por vuestra decisión de deshacer! —Así habló Enki mientras partía.
Para llevar a cabo la maldad se seleccionó a Ninurta y a Nergal.
[...]
Antes de que los dos hijos, uno de Enlil, uno de Enki, partieran hacia el lugar oculto, Enlil les dio palabras de advertencia:
—¡Antes de que se usen las armas, el Lugar de los Carros debe estar vacío de Anunnaki; las ciudades deben ser perdonadas, la gente no debe perecer!
En su nave celeste, Nergal se dirigió al lugar oculto, Ninurta se retrasó por causa de su padre. Enlil deseaba decirle una palabra a su hijo a solas, revelarle a él solo un secreto: le habló a Ninurta de la profecía de Galzu y de la elección de Ibruum.
—¡Nergal es irreflexivo, asegúrate de que las ciudades son perdonadas, hay que advertir a Ibruum! —le dijo Enlil a Ninurta.
[...]
Cuando Ninurta llegó al lugar de las Armas de Terror, Nergal estaba dispuesto para destruir y aniquilar.
[...]
Ambos esperaron la señal de Enlil durante 7 días y 7 noches. Tal como era su intención, cuando terminó su espera, Marduk volvió a Babili, en presencia de sus seguidores, pertrechados con armas, declaró su supremacía. La cuenta de años terrestres era entonces de 1736. [2024 AEC].
[...]
Entonces, Ninurta soltó desde los cielos la primera arma de terror. Con un resplandor, la cima del Monte Mashu se resquebrajó, las entrañas del monte se fundieron en un instante.
Sobre el Lugar de los Carros Celestiales liberó la segunda arma. Con el resplandor de 7 soles, las rocas de la llanura se convirtieron en una herida chorreante, la Tierra se sacudió y se desmoronó, los cielos se oscurecieron después del resplandor.
[...]
Entonces, Nergal deseó emular a Ninurta, su corazón le urgía a ser Erra, el Aniquilador. Siguiendo la Calzada del Rey, voló hasta el verde valle de las 5 ciudades. [Sodoma, Gomorra, Adama, Zeboyim y Zoar].
[...]
Sobre las 5 ciudades, una tras otra, Erra envió un Arma de Terror desde los cielos, destruyó por completo las 5 ciudades del valle, se convirtieron en desolación. Con fuego y azufre fueron arrasadas, todo lo que allí vivía se convirtió en vapor.
Con tan terribles armas, las montañas se vinieron abajo, la barrera que contenía las aguas del mar se partió, las aguas del mar se derramaron en el valle, el valle quedó inundado por las aguas [formando de este modo el Mar Muerto]. Cuando las aguas se derramaron sobre las cenizas de las ciudades, se elevó el vapor hacia los cielos.
[...]
Desde Eridú en el sur hasta Sippar en el norte, el Viento Maligno [que transportaba la Radiación] arrasó el país. Babili, donde Marduk había declarado la supremacía, se libró del Viento Maligno.
Respuesta Recomendar Mensaje 3 de 3 en la discusión De: Alias de MSNXOLMETH Enviado: 29/10/2004 7:17
EL MISTERIO DE GALZU También nuestros creadores son marionetas del Destino (Parte 3 de 3)
DE LA TABLILLA 14:
Babili, donde Marduk había declarado la supremacía, se libró del Viento Maligno.
Todas las tierras al sur de Babili fueron devoradas por el Viento Maligno, también alcanzó al corazón de la Segunda Región.
Cuando con posterioridad a la Gran Calamidad, Enlil y Enki se encontraron para estudiar el desastre, Enki le hizo considerar a Enlil el libramiento de Babili como un augurio divino.
—¡El libramiento de Babili confirma que Marduk ha sido destinado para la supremacía! —Así le dijo Enki a Enlil.
—¡Debe haber sido la voluntad del Creador de Todo! —dijo Enlil a Enki.
Entonces, Enlil le reveló la visión-sueño y la profecía de Galzu.
—Si eras conocedor de eso, ¿por qué no impediste el uso de las Armas de Terror? —le preguntó Enki.
—¡Hermano mío! —dijo Enlil a Enki con una voz apesadumbrada—. Era evidente el motivo. Tras tu llegada a la Tierra, cada vez que la misión se veía obstaculizada, encontrábamos una forma de eludir el obstáculo; de ahí, la creación de los Terrestres. La gran solución, fue también una fuente de miles de giros y vueltas no deseados. Cuando llegaste a comprender los ciclos celestes y asignaste constelaciones, ¿Quién hubiera previsto en ellas las manos del Destino? ¿Quién habría podido distinguir entre los hados que elegimos y el inquebrantable destino? ¿Quién proclamaba falsos augurios y quién podía pronunciar profecías verdaderas? De ahí que decidiera guardar para mí mismo las palabras de Galzu. ¿Era de verdad el emisario del Creador de Todo, o era una alucinación mía? «¡Lo que tenga que suceder, suceda!», me dije a mí mismo.
Enki escuchaba las palabras de su hermano, mientras afirmaba con la cabeza arriba y abajo.
—La Primera Región está desolada, la Segunda Región está sumida en la confusión, la Tercera Región está herida, el Lugar de los Carros Celestiales ya no existe. ¡Eso es lo que ha sucedido! —dijo Enki a Enlil.
—¡Si era ésa la voluntad del Creador de Todo, eso es lo que ha quedado de nuestra Misión en la Tierra! ¡Las semillas se sembraron con las ambiciones de Marduk, lo que salga de ello será para que lo coseche él! —Así le dijo Enlil a su hermano Enki, entonces aceptó el triunfo de Marduk—. ¡Que el rango de 50, que tenía pensado para Ninurta, le sea dado en su lugar a Marduk! ¡Que Marduk declare su supremacía sobre la desolación en las Regiones! En cuanto a mí y a Ninurta, no nos vamos a interponer más en su camino. ¡Partiremos hacia las Tierras de Más Allá de los Océanos [América], por lo que vinimos, llevaremos a término la misión de obtener oro para Nibiru! —Así le dijo Enlil a Enki; había abatimiento en sus palabras.
—¿Habrían sido diferentes las cosas si no se hubieran usado las Armas de Terror? —cuestionó Enki a su hermano.
—¿Y si no hubiéramos escuchado las palabras de Galzu para que no volviéramos a Nibiru? —replicó Enlil.
—¿Y si hubiéramos detenido la Misión Tierra cuando los Anunnaki se amotinaron? Yo hice lo que hice. Tú hiciste lo que hiciste. ¡No se puede desandar el pasado! ¿Acaso no hay en eso también una lección? —preguntó Enki para ambos—. ¿Acaso lo que ha ocurrido en la Tierra no es un reflejo de lo que tuvo lugar en Nibiru? ¿Acaso no está escrito en el Pasado el esbozo del Futuro? ¿Repetirá la Humanidad, creada a nuestra imagen, nuestros logros y fracasos?
Enlil guardó silencio. Cuando se puso en pie para marcharse, Enki le tendió el brazo.
—¡Estrechemos los brazos como hermanos, como camaradas que, juntos, se enfrentaron a muchos desafíos en un planeta extraño! —Así le dijo Enki a su hermano.
Y Enlil, asiendo el brazo de su hermano, lo abrazó también.
—¿Nos volveremos a encontrar en la Tierra o en Nibiru?— preguntó Enki.
—¿Estaría en lo cierto Galzu de que moriríamos si volvíamos a Nibiru? —respondió Enlil. Luego, se volvió y se fue.
Enki quedó solo; acompañado tan sólo por los pensamientos de su corazón. Se sentó y reflexionó sobre cómo había comenzado todo y cómo había terminado.
¿Estaba todo destinado, o fue el hado forjado por esta o aquella decisión? Si Cielo y Tierra estaban regulados por ciclos dentro de ciclos, ¿Volverá a ocurrir lo que ha sucedido? ¿Acaso el Pasado es el Futuro? ¿Imitarán los Terrestres a los Anunnaki, revivirá la Tierra lo que vivió Nibiru? ¿El primero en llegar será el último en partir?
Asediado por sus pensamientos, Enki tomó una decisión:
—De todos los acontecimientos y decisiones, comenzando desde Nibiru hasta este día en la Tierra, tomar nota, para que fuera una guía para generaciones futuras. ¡Que la posteridad, en el tiempo que designe el destino, lea el registro, recuerde el Pasado, comprenda el Futuro como profecía, que el Futuro sea el juez del Pasado!
NOTA: «El Libro Perdido de Enki» fue publicado por Zecharia Sitchin el año 2002. De modo que... El Tiempo es AHORA. | |
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